Anatomía Del Caracol

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Muchos reconocen a los caracoles por su caparazón en espiral, pero esto no es lo único interesante de ellos. Su cuerpo es un cúmulo de peculiaridades y de datos sorprendentes, no encontrados en otros animales.

Anatomía externa

Para entender la anatomía externa de los caracoles, su cuerpo puede dividirse en la concha o caparazón y en el cuerpo blando que la sostiene. La primera es una estructura dura de una sola pieza presente en el dorso y con forma de espiral, constituida mayormente por carbonato de calcio. La capa central de la concha, llamada ostracum, se compone de dos capas de cristales de dicho carbonato. Debajo se encuentra el hipostracum, y la capa más superficial es el periostracum, compuesto por una gran cantidad de proteínas.

Su superficie puede mostrar diversos colores con diseños de franjas, pero por lo general son tonos marrones o amarillos. La concha sirve para proteger el cuerpo y los órganos internos del animal y tiene una apertura hacia un lado, generalmente el derecho.

El resto del cuerpo es blando, de textura suave y viscosa y de colores oscuros con manchas grises o claras. Carece de patas propiamente dichas, pero se mueve gracias a un pie ventral muscular. Dicho pie se mueve de forma ondulatoria gracias a contracciones musculares, de modo que el caracol se “arrastra” mientras el pie segrega un moco resbaladizo que reduce la fricción sobre la superficie en la que se mueve. Este moco es la “baba” que deja el animal sobre el suelo a medida que se desplaza.

Anatomía externa del caracol
Hermosa concha de caracol terrestre

La cabeza, en un extremo del cuerpo, posee de uno a dos pares de tentáculos (retráctiles y provistos de receptores táctiles), de los cuales uno alberga los ojos en las puntas. Los tentáculos inferiores funcionan como órganos olfativos, es decir, para oler. Posee también un manto o repliegue exterior de piel compuesto de tejido, que recubre la masa visceral interna y que también suele recubrir la concha y la cavidad del manto. Algunas especies terrestres segregan una capa de moco, que al endurecerse bloquea la entrada de la concha y recibe el nombre de epifragma.

Los caracoles varían en tamaño y colores. Los más grandes son miembros de la familia Achatinidae, de la cual la especie Achatina achatina puede alcanzar hasta 30 centímetros de longitud y 15 centímetros de diámetro.

Anatomía interna

Por dentro, el cuerpo de los caracoles está desprovisto de articulaciones. Los órganos internos, entre ellos gónadas, intestinos, corazón y esófago, conforman una masa visceral protegida por el manto.

Son animales pulmonados, lo que significa que poseen un saco pulmonar o pulmón especializado en el aprovechamiento del oxígeno obtenido a partir de la respiración del aire de la atmósfera. Por el contrario, no tienen un cerebro como el de los perros o los humanos. En su lugar, las células nerviosas están concentradas en un conjunto de ganglios y segregan neurosecreciones que desencadenan acciones vitales como la liberación de hormonas. Los ganglios están conectados por haces de fibras nerviosas que transportan las señales a gran velocidad.

Anatomía interna del caracol
Anatomía Interna. / Imagen bajo licencia GNU. Autor de Wikimedia Commons Usuario Al2, ediciones de Jeff Dahl.

El sentido de la vista de los caracoles es efectivo pero solo detectan cambios en la intensidad de la luz para reconocer si es de noche o de día; ellos pueden mover sus tentáculos hacia arriba o abajo para mejorar su capacidad de visión. Sin embargo, son prácticamente sordos ya que no tienen orejas o conductos auditivos. Este hecho se compensa con una excelente capacidad de pensamiento asociativo gracias al cual pueden recordar los sitios en donde estuvieron o donde se hallan los objetos de su entorno.

La rádula es la estructura bucal de los caracoles. Semejante a un saco alargado, posee en su interior varias filas de dientes que ayudan a raspar y no a masticar la comida; posteriormente esta pasa al esófago y a los demás órganos de su tracto digestivo. En la parte inferior del cuerpo blando se observa el ano.

La mayoría de los caracoles de tierra son hermafroditas pues cada individuo tiene al mismo tiempo órganos reproductores masculinos y femeninos que producen óvulos y espermatozoides. Son capaces de autofecundarse, pero por lo regular copulan entre sí.

Existe en estos moluscos gasterópodos un proceso singular, conocido como torsión. Sucede de la siguiente manera: el cuerpo se mueve desde la zona posterior hasta la región frontal, lo que provoca que la masa visceral y el pie roten, por lo que la cavidad del manto, lo que incluye el ano, la concha y la masa visceral, giren unos 180 grados y se ubiquen de pronto encima de la cabeza y que parezca que la concha se haya enrollado hacia atrás.

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