Reproducción Del Caracol

¿Machos o hembras?

La reproducción de animales que no son mamíferos llama la atención de algunas personas. Los caracoles cuentan con un aspecto físico ya lo suficientemente llamativo, pero sus hábitos reproductivos tampoco son de lo más común.

La primera cosa que debes saber sobre estos moluscos gasterópodos terrestres es que la mayoría son hermafroditas simultáneos. Se llama hermafrodita a todo organismo que posee órganos reproductores masculinos y femeninos y que por lo tanto puede producir óvulos y espermatozoides. Es como si los caracoles fueran machos y hembras al mismo tiempo.

No obstante, existen excepciones. Los caracoles de la familia Pomatiidae se diferencian de sus parientes porque ellos tienen sexos separados, es decir, cada individuo es un macho o es una hembra según los órganos reproductores que posee. Es relativamente fácil reconocer a los sexos puesto que las especies presentan dimorfismo sexual: la concha de los machos es un poco más pequeña que la de ellas.

El aparato reproductor finaliza en una apertura externa situada en la parte inferior del cuerpo cerca de la cabeza, llamada poro genital. Los individuos alcanzan la madurez sexual a edades diversas, según su especie y sus condiciones particulares. Una vez que son sexualmente maduros, sus órganos sexuales adquieren las condiciones necesarias para dar lugar a otros caracoles, pero pueden comenzar a aparearse tiempo después. Por lo general, los caracoles de tierra alcanzan su madurez entre las 6 semanas de edad y los 5 años. Algunos maduran más tarde o más temprano si las condiciones de su ambiente externo son desfavorables para su salud.

Hábitos reproductivos de los caracoles.
Caracoles en apareamiento.

Cortejo: qué hacer para que uno se fije en otro

Cuando un caracol ya es maduro puede comenzar a aparearse, eso es claro. Pero, ¿cómo se aproxima a otro?

Antes de la cópula, ambos se acercan para comenzar un proceso de cortejo que consiste en una serie de movimientos y actitudes que permiten o no el apareamiento. Todo el proceso puede durar tan poco como 2 horas o mucho tiempo como 12 horas. Para encontrar un compañero se valen primordialmente de su sentido del olfato y del tacto, ya que su capacidad visual está poco desarrollada y carecen del sentido del oído. Pueden reconocer sustancias químicas en el aire que comunican la receptividad de algún otro caracol cercano.

Durante el cortejo, los dos caracoles terrestres se acercan cada vez más, reconociéndose y “tanteando el terreno”. A medida que se acercan, comienzan a interactuar de modo más táctil y pueden acariciarse uno a otro con ayuda de sus tentáculos. Algunos se mueven en círculos y son capaces de morder el área del poro genital.

En la etapa final del cortejo y antes del apareamiento de algunas especies, los individuos usan un arma especial: los llamados “dardos del amor”. No, no se trata de una metáfora, sino de unas estructuras de calcio o quitina presentes únicamente en los caracoles sexualmente maduros y que se han apareado más de una vez. Vistos desde cerca, efectivamente semejan dardos puntiagudos.

Caracol con sus huevos
Caracol con sus huevos

Cuando ambos están lo suficientemente próximos y tocan sus poros genitales, disparan sus dardos del amor. Normalmente, los dos disparan las estructuras y estas perforan la piel del otro, de modo que quedan unidos. Lo peligroso del asunto es que en ocasiones el dardo puede incrustarse en un órgano interno o atravesar el cuerpo y salir por otro lado.

La función de los dardos del amor no es transferir esperma, pero se ha comprobado que en caracoles de jardín (Helix aspersa) puede aumentar el éxito reproductivo. El moco que cubre un dardo contiene un tipo de hormonas capaces de aumentar las posibilidades de éxito para tener descendencia.

Apareamiento

Después de que los caracoles disparan sus dardos del amor, sobreviene la copulación. La transferencia de esperma por medio del pene puede ser recíproca o unilateral, es decir, o ambos lo transfieren, o solo uno de los individuos. Depende de la especie. Otras prefieren autofecundarse, por lo que no necesitan a otro individuo para poner huevos.

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